Los baños de restaurante más bonitos del mundo

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La revista Traveler Condé Nast acaba de publicar un curioso reportaje, realizado por Lidia González, en el que presenta los baños de restaurante más bonitos del mundo. La prueba de que la belleza de algunos templos gastronómicos se esconde "al fondo, a la derecha".
Bienvenido a los baños más bonitos del mundo. Si eres de los que pronuncian el famoso “Disculpe: ¿el aseo?” antes de haber leído la carta, entenderás que unos aseos inmaculados, vanguardistas y, en ocasiones, surrealistas, dicen mucho del restaurante que los aloja. Y de estos, escogidos por su belleza y singularidad, no querrás salir sin haberte tomado un selfie.

Bocagrande, Barcelona
En el Passatge de la Concepció, uno de los puntos gastronómicos más icónicos del Eixample, se encuentra el restaurante Boca Grande y su afamada coctelería, Boca Chica. Aquellos que buscan alargar la cena (a ser posible, protagonizada por bocados del mar) al ritmo de la música, encuentran aquí su templo. Pero vayamos al grano: el aseo –que en su día también fue la sala del DJ–, obra del estudio Lázaro Rosa-Violán, lleva años engatusando objetivos. Espejos de diferentes formas geométricas, luz cálida y una enorme pila crean un espacio que derrocha misticismo.

Annabel's, Londres
Lavarse las manos en el pomposo lavabo de Annabel’s –situado en pleno corazón de Mayfair– es un lujo del que tan solo algunos pueden disfrutar. ¿La razón? Nos encontramos ante uno de los clubs privados más frecuentados por la élite londinense: por sus salas han pasado personalidades como Mick Jagger, Ella Fitzgerald, la princesa Diana o Margaret Thatcher.
Esta mansión georgiana de cuatro pisos alberga restaurantes, bares, comedores privados, un salón de puros, una discoteca, una terraza ajardinada y unos aseos que son, cuanto menos, extravagantes. Tras el florido y rosado tocador de señoras se encuentra Martin Brudnizki, artífice de una fantasía digna de alguna escena de Alicia en el País de las Maravillas. “Quería construir unos baños que ofrecieran a los socios una sensación de evasión similar a la del resto del club”, afirmó el diseñador.

Giorgio, Paris
Te presentamos la última incorporación de Gruppo Dalmata: Giorgio, una oda a la cocina italiana que se ha establecido en un coqueto local del distrito XI de París. Tras el irrebatible éxito de las pizzas que salen del horno de leña de Dalmata, esta apertura ha aterrizado en la ciudad con el mismo objetivo: conquistar a los amantes del buen comer. Y no lo está consiguiendo solo con sus recetas –ojo a su cremosa lasaña–, sino que su estética, inspirada en los restaurantes italianos de los años 70 y 80 –que recreaban el estilo palazzo con un toque pop–, es el ingrediente definitivo. Ese glamour de la época de la música disco se apodera a su vez de los futuristas baños, diseñados también por la firma Trone (probablemente, al son de un clásico como Yes Sir, I Can Boogie...).

The Ivy Spinningfields, Mánchester
En 2018, el distrito financiero de Mánchester recibía a este exquisito inquilino, que, de boca en boca, ha logrado cruzar la ciudad en tiempo récord. Una brasserie, un comedor privado, un bar, un restaurante asiático y, por último, una azotea ajardinada se alojan en los cuatro pisos que componen esta experiencia gastronómica. Aunque los luminosos suelos color verde esmeralda de Ivy Asia sean capaces de robarle el protagonismo a recetas tan excelsas como el filete de wagyu con salsa de soja o la col china glaseada, en cuanto a interiores se refiere, los aseos femeninos se llevan el primer premio. Una escultura que evoca la Roma de Bernini preside la ostentosa estancia, donde paredes de estampados florales y un techo forrado con rosas potencian el bucolismo de este aseo.

Brasserie of Light, Londres
No hay retinas capaces de resistirse al rosado encanto del aseo de Brasserie of Light, un restaurante londinense ubicado en los icónicos almacenes Selfridges. El mármol rosa, el juego de espejos y una iluminación adecuada han convertido este escenario en el perfecto telón de fondo para un selfie de Instagram (así lo asegura el propio restaurante).
Y, como cabe imaginar, el espacio gastronómico, diseñado por Martin Brudnizki –quien se inspiró en el concepto de creación de luz–, es ostentoso de principio a fin: nada más entrar, un imponente Pegaso con incrustaciones de Swarovski, obra del artista Damien Hirst, capta la atención de los comensales. También lo hace el ventanal de doble altura. Una vez acomodados a los pies de la resplandeciente criatura mitológica, un asequible menú de carácter internacional se encarga de sorprender al paladar.
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