Julie Andrieu: “La cocina popular es una buena manera de comprender un país”

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La francesa Julie Andrieu acudirá este año a San Sebastián Gastronomika como Premio Periodismo Gastronómico y lo hará seguro con una sonrisa en los labios. La misma que le ha acompañado durante los 20 años que lleva comunicando amor por la gastronomía desde, principalmente, la televisión francesa. Información de www.sansebastiangastronomika.com
Hija de una famosa actriz, Andrieu no se considera ni periodista ni cocinera aunque borde las dos facetas. Sí comunicadora, posición que le avala hablar con propiedad sobre la evolución y el estado actual de la profesión (periodismo) y el sector (gastronomía). Defensora de la cocina campesina y local (“La que ha inventado todo”) y de la “mágica irregularidad de la cocina”, la francesa ve y relata puntos de unión entre la cocina de su país y la española aunque se queda con la pasta si tiene que elegir un plato.

Décima ganadora del Periodismo Gastronómico “Pau Albornà i Torras”, el reconocimiento de Gastronomika a la mejor faceta periodística en el ámbito de la gastronomía. ¡Muchas felicidades!
Gracias. Ha sido una gran sorpresa, mucho orgullo y, sobre todo, un inmenso placer. Aparte de los franceses, los españoles siempre han sido los más asiduos seguidores de “Las Recetas de Julie” (su último programa de televisión), cosa que me sorprende y me encanta. ¡Incluso me reconocen por la calle más que en Francia! Nunca había asistido a Gastronomika pese a ser lo que es, uno de los principales barómetros de la gastronomía mundial. No soy chef así que no me sentía necesariamente en mi lugar. Nunca hubiese imaginado ser consagrada como periodista en este congreso, pero estoy encantada.

Con la serie de televisión "Les
carnets de Julie" recorre la
gastronomía de Francia
Pues estás consagrada, sobre todo, como comenta la organización, por ayudar a transmitir los valores de la gastronomía.
Es un premio que me gusta, que corresponde a mi personalidad. Siempre he querido ser una trasmisora, vulgarizar el conocimiento de los “grandes” y generar en los demás las ganas de descubrir y comprender la diferencia, la alteridad. Darle valor pero a la vez, relativizar mi propia cultura ha sido siempre un motor para mí. Estoy convencida de que la cocina popular es una de las maneras más fieles de comprender un país y una cultura. Dime lo que comes y te diré quién eres…
Este año en Gastronomika habrá un diálogo entre Francia y España, ¿países gastronómicamente complementarios?
¡Por supuesto! Francia está rodeada, como España, por el Mediterráneo. Ambos son países montañosos en los cuales la gastronomía es primordial. Muchos platos tienen raíces comunes: el cocido es muy parecido a nuestro pot-au-feu. También compartimos el culto al jamón y productos de charcutería. La crema catalana es, sin duda, el origen de nuestra crème brûlée ennoblecida por Joël Robuchon. La fabada asturiana se parece sorprendentemente a nuestro cassoulet. Y el pulpo a la gallega es prácticamente idéntico al pulpo cocido de Marsella. Tuve la oportunidad de asistir al encuentro entre Ferran Adrià y Michel Guérard. Ferran estaba muy emocionado y le dijo a Michel que era un maestro para él y que sus libros habían despertado su pasión por la cocina. Momentos así te marcan de por vida.
Con sus programas, has viajado por todo Francia y parte del mundo. ¿Puedes elegir una región o una receta? ¿Cuál es la que más te ha sorprendido?
Hay tantos… ¡Diez años de programa y casi 300 destinos! Me acuerdo de una abuelita en las Landes, cerca de España. Cocinaba un pescado de río, abundante, muy barato, sabroso pero poco conocido porque estaba lleno de espinas: el sábalo. Para derretir las espinas, perfumar el pescado y cocerlo sin tener que controlarlo constantemente lo cubría con vino blanco dulce de la región, le agregaba algunas ciruelas de su huerto y lo dejaba cocer en un rincón de su horno durante 48 horas. El resultado era sublime. Practicaba la cocción a baja temperatura antes de los grandes chefs y sin saberlo. Su pescado, confitado, meloso, laqueado por los azúcares del vino y la fruta, parecía una anguila a la japonesa. ¡La cocina campesina lo ha inventado todo!

Empezaste pronto a trabajar…
Empecé a trabajar a los 17 años, después del bachillerato. Quería empezar cuanto antes. Sacaba fotos para poder financiar mis viajes. Recorrí la India, Cuba, Nepal y Sri Lanka sola, con mi mochila. Me convertí en fotógrafa. Quería ser reportera, cubrir las noticias internacionales, los grandes conflictos, estar sobre el terreno, pero me di cuenta que eso iba a ir en detrimento de mi vida privada. Estaba enamorada y probablemente no suficientemente motivada. Sin embargo, la voluntad de contar se mantuvo en mí y me centré en la cocina, algo mucho menos arriesgado… (risas). Pero nunca pensé en ser chef. No era lo suficientemente sedentaria y era demasiado solitaria. No me veía trabajando entre las cuatro paredes de una cocina. Sí que tuve la suerte de poder hacer stage en las cocinas de Alain Ducasse o Alain Passard.
Tocar con la punta de los dedos la loca exigencia de la alta gastronomía, el inmenso talento de sus creadores, me confirmó que esta profesión se podía llevar a cabo como un arte. Pero también me permitió situarme: lo que había hecho con la fotografía (viajar, descubrir, explorar…) lo iba a hacer con la cocina. Transmitir técnicas, savoir-faire pero, sobre todo, crear lazos entre los hombres y la cultura. Cuando me ofrecieron mi primera oportunidad en cocina propuse un programa que juntaba cocina y viajes. No tuve los medios para hacerlo en ese momento pero perseveré y, cuatro años más tarde, vendí el programa a Cuisine TV y, posteriormente, a France 5. Viajé durante doce años por todo el mundo, en un torbellino de sabores y encuentros increíblemente enriquecedores.
Leer entrevista completa en la web de San Sebastian Gastronomika
https://www.sansebastiangastronomika.com/es/Magazine/Post/julie-andrieu
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